La diferencia entre Lucero y Lucero.
[vc_row][vc_column][vc_column_text]Ben Nichols ríe y habla con la misma voz de lija con la que canta. El frontman confiesa en una entrevista publicada en YouTube que es común que su banda sea confundida con una actriz mexicana. El error no parece molestarle. Desde finales de la década de los 90, Lucero ha fusionado un feeling netamente punk con fuertes influencias de country, blues y rock sureño. La mezcla no esconde en ningún momento sus raíces, el olor a Memphis está presente en todas y cada una de sus nostálgicas composiciones. La banda, orgullosamente, presumió su origen en 2002, llamando a su segundo álbum Tennessee.
Escuchar Tennessee es sumergirse en una atmósfera llena de parajes solitarios, estaciones de servicio, merenderos y hoteles de carretera. La abrasiva voz de Nichols le da ese tinte de desesperación a cada frase, mientras la guitarra de Brian Venable pasa del sonido limpio y figuras nostálgicas a desgarradoras notas con distor en cada parte de la canción.
El tono del álbum se establece desde la primera rola con Sweet Little Thing. El tono de súplica adolescente que reza “please don’t walk away” hacen de este tema una excelente carta de presentación. Nos daremos cuenta, a lo largo del tracklist, que la constante serán rítmicos sonidos lentos, pensados para bailar en el granero tomando la cintura del objeto de deseo; Slow Dancing da buena cuenta de eso.
Cada track nos narra una escena específica. Observaremos a través de las ventanas, ya sea de un cuarto en segundo piso o de una pick-up desgastada, al hombre que llora una pérdida, un alejamiento o un amor no correspondido. Nights like these se convirtió en una de las canciones más emblemáticas de esta banda que ha sido reconocida como una de las más prolíficas al lanzar más de 10 producciones y dar unos 200 conciertos en un lapso de 14 años.[/vc_column_text][vc_video link=»https://www.youtube.com/watch?v=mIa3QTp34Sw» el_aspect=»43″ align=»center»][vc_column_text]
Uno de los momentos culminantes del álbum aparece con Here at the Starlite. El narrador cuenta la búsqueda (por momentos, cacería) nocturna de su amada. Un riff cargado de emotividad interrumpe periódicamente las frases que nos hablan de recuerdos, luces de neón y un noviembre de amores perdidos, acompañados de la música de una rocola.
Justo cuando notamos, con lágrimas en los ojos, títulos como Fistful of tears, Old sad songs y When you’re gone, aparece ante nuestros ojos la pista número cuatro: Ain’t so lonely. En medio del festival de tristeza redneck (sin ánimo de ofender, claro), aparece una luz de esperanza, aunque ésta dependa de pastillas y refresco de cola, de acuerdo con la letra.
A llegar a Into your eyes, nos ha quedado claro que esta producción podría ser el soundtrack perfecto a una película situada en cualquier pueblo pequeño cercano al Mississippi. El track cierra esta sucesión de escenas con un baile lento y romántico; culminando con una declaración de amor, una historia que tiene todo: amor no correspondido, dolores desgarradores, búsquedas desesperadas y merenderos con rocola. ¿Hay acaso algo más estereotípico de Tennessee que esto? No hay muchas respuestas a esta pregunta.
Originalmente publicado en Radiológico.com.
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