El Jefe regresa a México
Con una actitud muy tranquila, casi pasivo, mientras miraba a una audiencia totalmente entregada a él y su música, Noel Gallagher dijo “It’s good to be back in México “ y provocó una marejada de emociones que habían sido la marca del concierto que estaba a punto de terminar.
Hora y media antes, las luces del teatro Metropolitan se habían apagado para dejar que The High Flying Birds, nueva banda del ex guitarrista de Oasis, entrara despreocupadamente al escenario y arrancara interpretando (It’s Good) To Be Free y Mucky Fingers, recordando a los asistentes que la última vez que Gallagher se presentó en México venía aún con la extinta banda al lado de su hermano Liam.
Los tracks del nuevo álbum dieron inicio con Everybody is on the run y el sencillo The death of you and me, antes de la cual el público coreó un ya frecuente “Oe, oe, oe, oe, Noel, Noel” para recibir una seña de Gallagher que nos indicaba que el tiempo era poco y que lo dejáramos continuar con el show.
Canciones como (I Wanna Live in a Dream in My) Record Machine, AKA… What a Life!, una emotiva Talk Tonigt, el estreno de Freaky Teeth y una versión acústica de Supersonic iban elevando cada vez más el ánimo de un público que sabía muy bien lo que se avecinaba.
Las luces y los agradecimientos de la banda anunciando el final del concierto enteraron a todo el mundo que estaba a punto de presenciar un encore que superaría en emotividad lo vivido hasta el momento. Whatever (en donde más de uno recordó una marca de refrescos de cola), Little by little y The importance of being idle dejaron al público sin aliento.
Con una actitud muy tranquila, casi pasivo, Gallagher hablaba de lo bueno que era regresar a México; la despedida final dio inicio con Don’t Look Back in Anger.
Dos noches de reunión de una de las audiencias más entregadas, celosas y fieles dejaron en la sala del teatro un ambiente de magia, coros y lágrimas; dejando claro que si bien Oasis dejó un hueco difícil de llenar, The Chief sigue aquí y eso ya es bastante bueno.