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Este no es un disco de Mötley Crüe

Este no es un disco de Mötley Crüe

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En febrero de 1992 se anunció el rompimiento entre Mötley Crüe y su vocalista Vince Neil. Una de las bandas emblemáticas del hard rock ochentero se separaba dejando a miles de seguidores con la sensación de ser hijos del divorcio. La expectativa por saber si Mötley conservaría su mística y decadencia se resolvería al conocer su nuevo material. Las ventas del álbum fueron decepcionantes.

El nombre del álbum era Motley Crue, así, sin las características diéresis que la banda había utilizado desde sus inicios; esta nueva ortografía fue representativa de los cambios radicales en la imagen, música, letras y proyección que la banda obtendría con este proyecto. El sustituto de Neil era John Corabi, ex vocalista de los casi anónimos The Scream. Además de cantar, Corabi tocó guitarra de acompañamiento y se dio a la tarea de apoyar a Nikki Sixx en la autoría de las letras del disco.

A pesar de debutar en el número siete del Billboard 200, las ventas del álbum se desplomaron en pocas semanas. Un pleito de Sixx con MTV obstaculizó la promoción de los videos; el mercado principal del rock estaba enfocado en el grunge, dejando fuera todo lo que oliera a spray para el  cabello y mallas de spandex; por último, los fans  de años de Sixx, Mars y Lee, los crüeheads de corazón, desilusionados, dejaron de apoyar a la banda al grado que la gira promocional fue cancelada. La gente no entendía qué había fallado, nadie parecía darse cuenta de que el problema era simple: Motley Crue no es un álbum de Mötley Crüe.

El sonido de esta producción es mucho más crudo que el resto de la discografía de la banda; los riffs, llenos de potencia y solidez se acercan más a una fusión de blues rock con heavy metal que al tradicional estilo festivo de hard rock losangelino de Girls, Girls, Girls. El tono general del álbum nos permitiría hablar de una madurez, término incoherente con la reputación e historia de cuatro vándalos cuyos pasatiempos favoritos estaban basados en drogas, mujeres, motocicletas y destrozar habitaciones de hotel.

El primer track, Power to the  music, se encarga de demostrar, en los primeros 5 segundos, el poder de esta etapa de la banda; la letra, un llamado a la gente a sacudirse la alienación y el control de las reglas sociales, mostraba temas que nunca habían sido tocados antes por los Crüe. Lo mismo sucedería con Droppin’ like flies y Welcome to the numb.

Los sencillos Hooligan’s Holiday y Misunderstood consiguieron una moderada difusión en las estaciones de radio; las letras de estos tracks se balanceaban entre mensajes anárquicos e historias introspectivas de gente cuyos sueños nunca prosperaron.

La voz de Corabi, rasposa y gutural, fue odiada por muchos y celebrada por otros como uno de los elementos que alejaban a este Mötley de los tiempos de Vince Neil. Incluso su manera de cantar acerca de drogas y decadencia rockera en Smoke the sky y Poison apples era diferente. Dos temas predominantemente acústicos, Loveshine y Driftaway, parecían no encajar del todo con tatuajes y aretes en la nariz, aún cuando la última servía para cerrar el disco en un tono similar al que años antes Time for change había hecho con el exitosísimo Dr. Feelgood.

A 19 años de distancia, el álbum no suena nada mal, incluso podría ser un álbum lanzado dentro del, ya nada alternativo, movimiento de metal alternativo; ojo: esto no es un discurso que incluirá la frase “esta producción se adelanta a su época”, simplemente el timing no fue el ideal, este es un disco que pudo haber funcionado sin problemas si nos hubieran avisado que se trataba de una nueva banda formada por Corabi y ex integrantes de Mötley Crüe (sí, como una especie de Audioslave, pero unos años antes). El error fue pensar que la gente aceptaría un cambio tan radical en una banda que se distinguía, precisamente, por ser radical, pero hacia el otro extremo, el de la inmadurez, los excesos, la velocidad y la decadencia.

Luego de la advertencia, hágase la recomendación: Motley Crue es un álbum que no debe ser visto como producto de una banda fundada por alguien que requirió una inyección de adrenalina al corazón luego de una sobredosis de heroína (además de Tommy Lee). Este álbum debe ser percibido como una aventura extramarital que tuvo la banda lejos de Neil; como el amor de verano que fue lindo mientras duró, pero les sirvió para regresar al camino a cantarle a los excesos, a buscar a las chicas fáciles y a incitar a todos los que somos fans de Mötley a gritarle al diablo.