The Winery Dogs: Por el puro gusto
Casi por regla general, los llamados súper grupos usan la fama y el nombre de sus integrantes para triunfar en ámbitos nuevos o en los que sus propias trayectorias no les han permitido alcanzar el éxito. Sin embargo, existen súper bandas cuyos integrantes no requieren, ni alcanzarán mayor fama o reconocimiento con un nuevo proyecto; estas bandas están hechas solamente para el disfrute de los que tocan y los que escuchan. Éste es uno de esos casos.
Primer acto: Entra en escena un tipo alto, con un bajo en la mano y se dedica a tocar con artistas de la talla de Steve Vai y David Lee Rott; un día se gana el título del mejor bajista de rock del mundo. En los 90 funda una banda llamada Mr. Big y se mete en los radios y oídos de todo el mundo con la canción To be with you.
Segundo acto: Un cuate greñudo y barbón funda junto a John Petrucci la banda Dream Theater obteniendo reconocimiento inmediato en el mundo del metal progresivo. Gana múltiples premios por su habilidad en la batería. Graba el álbum Nightmare con Avenged Sevelfold y se dedica a crear proyectos musicales abarcando rock, metal, pop, progresivo y más.
Tercer acto: Un virtuoso guitarrista con raíces de blues, hard rock y jazz entra como reemplazo de C.C. DeVille con los glameros Poison; luego de ser despedido por un asunto de faldas, entra en 1999 a cubrir a Paul Gilbert de Mr. Big. Al cansarse de ser llanta de refacción, se dedica de lleno a su carrera como solista, hasta que un día se sienta a platicar con un tipo alto, con un bajo en la mano y con un cuate greñudo y barbón.
¿Cómo se llama la banda? The Winery Dogs y, formada por Billy Sheehan, Mike Portnoy y Richie Kotzen, empieza a dar de qué hablar en el mundo musical con su homónimo álbum debut y su combinación de virtuosismo y potencia.
Unos meses antes del lanzamiento del disco, se dio a conocer la rola Elevate, la cual abre esta producción y en sus primeros 30 segundos logra establecer las reglas del juego: un gran punch en la batería, buenas dosis de jazz y progresivo en los riffs del bajo y la guitarra, y la voz de bluesman de Kotzen.
Lejos de ser modestos, estos tres veteranos presumen sus habilidades en cada oportunidad; pistas como The Other Side y Not Hopeless sirven para demostrar que los integrantes de este trío (power trio para que suene todavía más presumido) no necesitan llevar ni la misma velocidad ni el mismo ritmo para que las canciones suenen bien.
También están algunas baladas, las cuales podríamos definir como los tracks lentos del álbum, si no fuera porque al llegar al solo de guitarra nos damos cuenta de que la palabra lento no tiene cabida, aún cuando el feeling (y los títulos) de Damaged, You Saved Me y I’m no Angel, nos remiten a cualquier radio estación catalogable como de Adulto Contemporáneo.
Siendo todos los integrantes de formación rockera, no es extraño que Six Feet Deeper, We Are One y One More Time nos inviten a mover la cabeza agradeciendo, como hace años hicieron los pocos fans de Poison que apreciaban la buena música, el tinte de blues que Kotzen acostumbra a aportar en todas sus colaboraciones.
De todas las canciones, Desire se levantó triunfante como mi favorita; aunque la primera vez que la escuché, la recibí como una canción un poco floja para ser el segundo track, en la segunda vuelta me di cuenta que las influencias que la banda recibe del rock clásico se notaban musicalmente, y no sólo en las declaraciones de Portnoy cuando habla de este grupo ante la prensa.
The Winery Dogs es un proyecto que probablemente no tendrá una larga vida. Kotzen (quien visitó México en abril con un espectáculo eléctrico y otro acústico) volverá pronto a su papel de bluesman solitario y a su carrera. Portnoy seguirá fundando y abandonando proyectos alternos (como Adrenaline Mob, con quien se presentó en México en junio para despedirse ya que necesitaba tiempo para TWD) y Sheehan simplemente seguirá siendo el mejor bajista de rock del mundo. Ante esta triste alternativa, no nos queda más que hacer lo mismo que ellos: presionar play, relajarnos y concentrarnos solamente en disfrutar, simple y llanamente disfrutar.