Llora un par de lágrimas por mí
Eso le dije, creo que en el momento, no pude transmitir la idea, «llora por mí».
No me refería a ser objeto de algún llanto ocasional, no pretendía que llorara pensando en mí, era más simple que eso, «llora por mí».
Hay días, hay ocasiones, no sé, momentos en los que despiertas y la única palabra que puede describir tu estado, es drenado. Seco.
«Llora un par de lágrimas por mí, tú que puedes», era más lo que le traté de insinuar con la mirada fija en sus ojos. Ojos que, de alguna manera, yo pretendía que derramaran algo de líquido en mi nombre.
«Llora un poquito por mí», también pudo ser la frase, pero no, traté de ser específico, «un par de lágrimas», no necesitaba más. Mis lagrimales estaban cerrados desde hace unos años, un par era suficiente.
¿Un par? Eso implica que sean dos, ¿una por ojo? No estaba muy seguro de lo que estaba pidiendo, si lo piendo nuevamente, sólo evidenciaba mi severa incapacidad lacrimógena, sólo era pedir un favor.
«Llora»
«Por mí»
Sus pupilas se abrieron un poco más, tratando de entender, creo yo.
Con la mirada fija, traté de explicarme nuevamente. De volver a solicitar.
«Llora un par de lágrimas por mí».
Lo entendió. Con sus ojos fijos en los míos, derramó un par de lágrimas y finalmente dijo algo.
«Miau».